El termómetro de mercurio es uno de los instrumentos médicos más comunes y usados. Todos tenemos uno en casa. Fue inventado en 1714 por el físico alemán Daniel Gabriel Fahrenheit, lo que supuso un gran avance en su época. Sin embargo, hoy parece ser todo lo contrario, advierte un artículo publicado en la revista Selecciones. Y es que la Academia Estadounidense de Pediatría ha pedido a los médicos, padres, comerciantes y demás usuarios que se deshagan de ellos porque el mercurio es muy tóxico.
El medio explica que el mercurio, si se inhala en forma de vapor o se ingiere con comida contaminada, puede causar daños renales, pulmonares y neurológicos, sobre todo en fetos y niños pequeños. En casos raros, un termómetro roto produce daños inmediatos. «Lo más preocupante es que los millones de termómetros que se desechan cada año contaminan el ambiente con toneladas de mercurio», aseguró Lynn Goldman, pediatra, profesora de ciencias de la salud ambiental en la Universidad Johns Hopkins y autora del informe publicado por la academia.
En 2002, fecha en la que fue publicado el informe de la Academia Estadounidense de Pediatría, siete estados y más de 20 ciudades norteamericanas prohibieron la venta de estos instrumentos, y algunas grandes cadenas de tiendas los han retirado del mercado, aunque, según los expertos, quedan cientos de millones en tiendas y hogares de todo el mundo.
Hay pruebas, además, de que los termómetros digitales son tan fiables como los de mercurio, y sólo cuestan alrededor de cinco dólares en los Estados Unidos. Es recomendable que antes de tirar su termómetro, acuda a las autoridades de salud o acuda al ente encargado de desechos tóxicos, si lo hay en su país o localidad, para saber cómo deshacerse de el sin riesgo ambiental.
Con información de Revista Selecciones