Aunque lo ideal es conversar sobre los temas que sea necesario, los padres que discuten con sus hijos adolescentes pueden encontrar beneficio de esta práctica, según los especialistas de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos.
Cuando se discute con adolescentes, se abre la oportunidad para que estos expresen sus opiniones, sabiendo que esta etapa de la vida algunos pueden ser introvertidos.
Esta práctica haría que los adolescentes sean más fuertes ante la presión de consumir alcohol o drogas, que se hace evidente entre compañeros de clases en muchas oportunidades.
En un estudio, los investigadores analizaron a 150 jóvenes de 13 años, por un periodo de 3 años. Estos adolescentes discutían regularmente con sus madres, por lo que al final del estudio se les pregunto sobre el consumo de alcohol y drogas, encontrando que los que utilizaron la razón durante las discusiones, rechazaban más este tipo de adicciones.