Las personas que viven solas tienen hasta un 80% de probabilidad de sufrir depresión crónica que aquellas que viven acompañadas. Esto puede generar un estado mental inestable que desemboque en enfermedades y cuadros psiquiátricos de respectiva vigilancia.
Según un estudio realizado en Finlandia, los individuos en edad de trabajar y que llevan consigo grandes cargas laborales y actividades por realizar, pueden ser afectados por no tener comunicación con alguna persona en el hogar. La investigación observó 3.500 casos de personas que aplicaban la utilización de antidepresivos.
La edad media resultante de este estudio entre hombre y mujeres fue de 44 años, sabiendo que en algunos países del mundo la independencia de las personas y el fuerte puje de trabajo, hacen que estas quizás no lleguen a formar una familia y vivan solas.
El apoyo social hacia estos individuos también es cuestionable, ya que su ambiente laboral, la educación y la relación con su vecindario, influyen sobre su salud mental y autoestima, propiciando o no los desequilibrios. La crianza, los hábitos de consumo de alcohol u otras sustancias también tiene participación en este caso.