Los niños pueden ser personas difíciles de abordar, una vez que los antojos y el estado de ánimo, los encierren en una emoción que no los deja entender lo que está bien y lo que está mal. Para solucionarlo, los padres deben procurar conversar efectivamente con los pequeños, teniendo en cuenta lo siguiente:
- Establece un contacto visual frontal con el niño. Colócate a su mismo nivel, de modo que tu mirada quede alineada con la de él, en vez de quedarte de pie y mirarlo hacia abajo. Esto da mayor intimidad a la conversación.
- Se claro y explícale las cosas de forma simple para que pueda entender mejor. Juega con el lenguaje para que el mensaje se transmita correctamente.
- Señálale las consecuencias de sus actos sin caer en amenazas, puesto que quizás no las tomará en serio. Al saber a qué lo conlleva sus actos, tiene más posibilidades de abstenerse.
- Mantén la amabilidad al hablar, de modo que el niño no lo vea como un regaño de ogro, sino como una conversación con mamá y papá. Hazlo sentir bien y que participe en la plática.